Las víctimas del Zar Ivan "el terrible"

13.07.2011 17:12

Iván IV Vasilievich apodado 'El Terrible', nació en Kolomenskoie (Rusia) en 1530 y murió en Moscú en 1584. Fue zar de Rusia desde 1547 hasta su muerte.

Era hijo de Basilio III y Elena Glinski, y nieto de Iván III El Grande. Fue el primero de los príncipes rusos en hacerse llamar oficialmente 'Zar de todas las Rusias'.

Fue coronado a los 3 años, al morir su padre en 1533. Su madre ejerció la regencia durante cinco años, hasta que fue asesinada por las familias boyardas (nobles) que se disputaban el poder.

Ya al quedarse huérfano de padre, Iván empezó a sufrir toda clase de violencias y humillaciones por parte de una nobleza que lo utilizaba en sus intrigas y ambiciones. Pero la existencia del pequeño Iván empeoró cuando a los 8 años asistió al envenenamiento de su madre. Esta terrible infancia marcaría su futuro y el de toda Rusia, ya que lo haría vengarse de esa clase social que tanto daño le había hecho.

De pequeño Iván disfrutaba reventando los ojos de los pájaros, abriéndoles las entrañas, y lanzando perros desde lo alto de las murallas del Kremlin, para deleitarse con sus gritos de agonía. Pero fue al cumplir los 13 años cuando empezó a hacer efectivo todo el odio acumulado durante su niñez. Su primer crimen lo cometió contra el príncipe Andrei Chuisky, haciendo que fuese despedazado por una jauría de perros hambrientos.

Implantó un régimen de terror contra las clases altas de Rusia, y fue probablemente a partir de ese momento cuando se originó la terrorífica leyenda de Iván IV.

En cuanto al gobierno de su imperio, apoyó a la civilización autóctona evitando en lo posible toda influencia extranjera. Alentó la creación de la Rada o Consejo Privado, aunque poco trabajo les dio a sus miembros, ya que las decisiones acostumbraba a tomarlas él unilateralmente. Hizo la guerra a tártaros, polacos y suecos.

Su primera esposa se llamaba Anastasia Romanova, con quien se casó en 1547 y de la que tuvo seis hijos.
La forma utilizada para elegir compañera ya da una pista sobre su carácter: obligó a que los nobles se presentaran en Moscú con todas sus hijas casaderas, que en total sumaban más de 700.
Con la elegida, Anastacia, su matrimonio duró trece años, al cabo de los cuales ella murió envenenada. Después pasarían por su vida otras cinco esposas, que acabaron sus días a causa de muerte violenta (a una de ellas la mató a puñetazos) o enclaustradas en conventos de por vida.

Algunas de las muchas víctimas de Iván IV fueron:

- Aleksei Adachev, ex-oficial encarcelado que murió de hipotermia en su celda.

- Feodor Basmanov, obligado a matar a su padre y luego, a su vez, ejecutado por parricida.

- Eliseo Bomelius, médico del zar y proveedor de venenos, fue sentado sobre un potro de tortura y azotado y lacerado antes de ser rustido como un pollo. Murió a causa de las quemaduras.

- Cornelius, abad. Fue aplastado por una piedra de molino.

- Gran Princesa Eudoxia, tía del zar, ahogada.

- Iván Ivanovich, Zarevich de Rusia, hijo y heredero de Iván El Terrible. Gravemente herido por un golpe de bastón en la cabeza propinado por su padre en un ataque de ira. Falleció tras cutro días de agonía.


Como casi todos los déspotas, Iván era un hombre muy religioso. Se levantaba antes del alba a decir sus oraciones, y él mismo tañía las campanas llamando a los fieles a la oración.
Tras cada nueva atrocidad cometida, le invadía un sentimiento pasajero de culpa, que le empujaba a entrar al templo más cercano a rezar escandalosamente, dándose fuertes golpes en el pecho y estrellando su frente contra el altar, hasta el punto de llegar a producirse heridas de consideración.

Enfermo de sífilis, se hundió progresivamente en una locura furiosa que corresponde a la fase final de esta enfermedad, agravada por el tratamiento médico que consistía en la toma de mercurio en pequeñas dosis. Dicho tratamiento, corriente en la época, producía daños cerebrales irreversibles que derivaban en constantes cambios de humor, ataques de euforia y de cólera, y psicosis progresiva.

Iván IV El Terrible murió cuando se disponía a jugar una partida de ajedrez, el 18 de marzo de 1584 a consecuencia de un ataque de apoplejía, después de pasar unos últimos días tormentosos sintiendo terror, sin dormir y padeciendo alucinaciones.

 

 

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